Está oscuro, la beso suavecito, sus labios húmedos y tibios, sus mejillas carnosas, su cuello húmedo y sus orejas, con cada beso su respiración se hacía mas rápida.
Le besé los pechos, húmedos también porque transpiraba, descansé un rato entre sus pechos y escuché su corazón.
Lentamente, bajaba mi lengua por su abdomen, la besaba, eran besos llenos de amor, no recuerdo haber besado otro cuerpo sintiendo tanto amor y deseo en conjunto, quería que en cada beso ella supiera, lo mucho que Yo la amaba. Quería descansar mi rostro entre sus piernas, respirar y tomar su jugo, que con cada beso, me saciaba la sed.
Su rostro denotaba la excitación personificada, sus labios y mejillas teñidas de color rojizo y su mirada perdida entre los sabores y sensaciones que su cuerpo disfrutaba a causa de mí.
Se mordía los labios, quería más, es más, no quería que pare, no quería que deje de besarla entre las piernas, quería sentir eternamente el disfrutable placer carnal.
Entre gemidos hondos y gritos que resaltaban el clímax que vivíamos, se escurría su jugo en mi boca, cansada, sudada, con el corazón en la mano y la excitación a flor de piel, me dijo: "No pares"
Asi que tomo un bocado de aire fresco y me echo en su mojada y carnosa vulva, le meto lengua y tomo de su jugo, estruja las sábanas, las puntas de sus pechos están erectadísimos, se moja los labios, se los muerde y los vuelve a mojar.
"...Métemelo..." - suspiraba fuerte.
Ya estaba completamente desnudo, la veo y me deleito, paso mi lengua entre mis labios, luzco hambriento, la quiero a ella.
Me avalanzo como un tigre a su presa, pero en este caso mi presa serían sus labios los cuales mojé con los míos, los saboreé y saboreé y saboreé hasta chupar su labio inferior y en un sonido sordo producido por soltar su labio de los míos, la miré, me perdí un rato en su mirada, y supe que no sólo era carnal, no sólo eran dos cuerpos tocándose sudados, eran dos seres, que se demostraban amor y deseo a través de sus cuerpos.
Dejé caer saliva a mi durísimo pene, cayó y se derritió en la fresa que tenía por cabeza, y así caliente y mojado, sin hacerselo saber, mi pene besó su vulva, no se inmutó, hasta que recorrí cada centimetro de su cavernosa piel, hasta que entró, completamente, ahí se impresionó, abrió su boca, sus ojos me parecieron desorbitarse, soltó un "Ohhh!" que traspasó paredes, pero no esperé a que cierre su boca para volversela a abrir.
La fricción era rápida, allí estábamos nosotros, Yo encima de ella, metiendo parte de mí en ella.
Veo en cámara lenta como mi pene entra en su vulva mojada y escucho cada sonido producido por el acto sexual. Mis testiculos golpean su vulva cada vez que entro profundamente.
Me besa.
Sus ojos buscan los míos.
Nos conectamos.
En cuerpo, mente y espíritu.
Sonreímos, y nos abrazamos.
Y en ese momento, la abracé fuerte, por un momento me convertí en un bebé que quería que lo abrazaran.
Y plácidamente, con mi rostro en el suyo, descansé.