Ah, hay de todas formas y tamaños, pequeñas y altas, gruesas y delgadas.
Es un placer hablar y escribir sobre ellas, y cómo no?! de pensarlas se me excita la piel, me mojo los labios y un escalofrio en mi espalda me recorre despertándome en un sueño donde los besos, las miradas y las sonrisas son de ordenar.
Cómo no?! digo Yo, pues enamorado de ellas estuve, de niñas, de chicas, de muchachas, de jóvenes y de mujeres.
Y todas cumplieron un propósito en mi vida.
Algunas me lastimaron, otras sufrieron, pero todas me enseñaron y Yo, aprendí.
Recuerdo a la primera niña que me gustó, se llama Katherine, tenía 5, de cabello ondulado y castaño oscuro, ojos saltones y unos labios rosaditos y gruesecillos, una niña bonita.
Recuerdo que quise darle un beso - así, como robárselo - a lo que ella me dió una bofetada.
Por pícaro, por pícaro.
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